martes, 14 de julio de 2009

Fonemas, sonidos y sílabas en español



Consonantes.

En español son cuatro los rasgos distintivos pertinentes que permitan la oposición estructural de los elementos del sistema consonántico: la acción de las cuerdas vocales, la del velo del paladar, el punto donde se articula y el modo en que lo hacen.

Acción de las cuerdas vocales.

Si vibran estaremos ante sonidos o fonemas sonoros: /b/, /d/,...
Por el contrario, si no vibran estaremos ante sordos: /p/, /t/,...

Acción del velo del paladar.

Son orales, o bucales, cuando el velo del paladar está adherido a la pared faríngea, de modo que tapa el conducto nasal y el aire pasa por la boca.

Pero si el velo permite que el aire pase por el conducto nasal, serán nasales: /m/, /n/ y /n/.

Punto de articulación.

Es el lugar en el que un órgano activo entra en contacto o se aproxima a otro, pasivo, para producir un cierre o estrechamiento en la cavidad bucal. Según este criterio, tenemos:

Bilabiales: un labio actúa sobre el otro, siendo el superior activo y el inferior pasivo: /p/, /b/ y /m/.

Labiodentales: el labio inferior, activo, entra en contacto con los bordes de los dientes superiores: /f/.

Interdentales: el ápice de la lengua, activo, contacta con los bordes de los dientes: /z /.

Dentales: el ápice de la lengua, activo, se apoya en la cara interior de los dientes superiores: /t/, /d/.

Alveolares: el ápice de la lengua, activo, se apoya en los alvéolos superiores: /l/, /r/.

Palatales: el predorso de la lengua, activo, se apoya en el paladar duro: /l/, /n/, /c/,...

Velares: el postdorso entra en contacto con el paladar blando, o velo del paladar: /k/, /g/, /x/.

Modo de la salida del aire en la articulación.

Oclusivas: al tener el órgano pasivo y el activo un contacto completo cierran momentáneamente la salida del aire. /p/, /t/, /k/,...

Fricativas: las articulaciones provocan una estrechez de la cavidad bucal por aproximación de los órganos: /f/, /s/, /x/,...

Africados, o semioclusivos: como en las oclusivas, se interrumpe la salida del aire de modo momentáneo, pero luego se resuelve con la misma estrechez de la cavidad bucal que provocan las fricativas: /c/, y ,...

Laterales: el aire sale por los lados de la lengua: /l/ y /l/.

Vibrantes: la lengua vibra dificultando alternativamente la salida del aire: /r/ y /r/.

Líquidas / No líquidas.

Son líquidos los fonemas vibrantes y laterales pues tiene rasgos vocálicos: ostentan la mayor abertura y tono dentro de las consonantes y puede abrir las vocales. El resto del sistema, no líquido, carece de esas cualidades.

Vocales.

En nuestro idioma, las vocales se distinguen de las consonantes en que aquéllas tienen una mayor audibilidad, no impiden la salida del aire -por lo que el modo de articulación deja de ser pertinente-, son más tensas y vibran durante más tiempo, y, sobre todo, en que pueden ser núcleo silábico. Fonológicamente sólo son

pertinentes el grado de abertura de los labios y el punto de articulación; mientras que en fonética, además, se añaden la acción del velo del paladar, el modo de articulación, la labialización, la acústica y la intensidad. De ahí que tengamos cinco fonemas vocálicos y unos cuarenta sonidos como variantes de ellos.

Punto de articulación.

Manteniendo la definición anterior, son velares /o/ y /u/, mientras que las palatales son /e/ e /i/. La s bilabiovelares, pertinentes sólo en fonética, se dan cuando los labios contactan al tiempo que se pronuncian como velares: w u u u o o . Es central /a/, en cuanto el dorso de la lengua está bajo el medio paladar.

Modo de articulación.

Los fonemas vocálicos no impiden la salida del aire, de ahí que este rasgo no sea pertinente en fonología. Este aspecto, por el contrario, sólo es pertinente en fonética: en las semiconsonantes, que forman el primer elemento de un diptongo creciente en abertura, los órganos parten de una estrechez bucal que se va abriendo: j y w . Mientras que en las semivocales, segundo elemento de un diptongo decreciente en abertura, se da el fenómeno exactamente inverso: u e i .

Hemos de advertir aquí que el diptongo es el grupo vocálico que combina /u/ e /i/ con otras vocales o entre sí; mientras que los triptongos se inician con una semiconsonante, tienen como cima una vocal -que en español es siempre /a/ o /e/- y se cierran con una semivocal-. Cuando un diptongo pasa a hiato se da la diéresis.

Un hiato existe cuando dos vocales unidas no forman una sola sílaba porque: ambas son mediales -/e/ y /o/- o abierta -/a/-: /deséo/; porque la cerrada es tónica: /kaída/; o bien porque se pronuncia de un modo separado: /biéxo/. Cuando un hiato pasa a diptongo se da la sinéresis.

Acción del velo del paladar.

Los fonemas son siempre orales, por eso no se tiene en cuenta este aspecto en fonología. Sin embargo, cabe la posibilidad de que se den sonidos vocálicos nasales cuando una vocal vaya entre consonantes nasales: máno .

Abertura.

Son cerradas, o altas, si la lengua contacta al máximo con el velo del paladar: /i/ y /u/. Las medias, por su parte, están un poco más separadas: /o/ y /u/; mientras que la abierta, la /a/, apenas contacta.

Labialización.

Las labializadas son las velares acompañadas de un redondeamiento de los labios; mientras que las no labializadas son las palatales y la central.

Intensidad.

Por su condición de poder ser núcleo silábico, hay sonidos vocálicos que pueden ostentar un máximo de intensidad: por eso se dividen en tónicas y átonas.

Acústica, o timbre.

Son agudas si la parte posterior de la cavidad bucal es muy amplia, por tanto, coinciden con las palatales. Cuando la amplitud corresponde a la parte anterior, estaremos ante las graves, que son las velares. Será neutra cuando, al ser la medial /a/, ninguna cavidad es mayor que la otra. Emilio Alarcos Llorach vio que, al coincidir la acústica con el punto de articulación, aquel rasgo dejaba de tener valor opositivo en favor de éste.




Grupos fonéticos: la sílaba

1.-La sílaba.

Es el grupo fonético más elemental y puede constar de uno o varios elementos. Tiene tres fases: la explosión, o margen de ataque, va desde el cierre articulatorio a una mayor abertura; el núcleo silábico, o cima, es el eje de la sílaba, y ofrece un máximo de sonoridad, intensidad y abertura -en español siempre es vocal-; y la implosión, o margen de coda, que tiende al cierre articulatorio. En español pueden faltar los márgenes, pero nunca la cima.

Los sonidos que preceden a la cima están en posición explosiva y los que la siguen, en posición implosiva. Los límites entre sílabas vienen dados, pues, por un paso de abertura a cierre y viceversa, y por un mínimo de abertura, sonoridad y tensión entre dos máximos. Así, podemos definir la sílaba como una reunión de sonidos en torno a una abertura, sonoridad y tensión máximas.

Las sílabas son libres, o abiertas, si acaban en vocal y la palabra que sigue no empieza por consonante. Si terminan en consonante o en vocal y seguidas de palabra que empiece por consonante estamos ante sílabas trabadas, o cerradas. En español predominan las sílabas acabadas en vocal.


2.- Grupo de intensidad.

Es el conjunto de sonidos subordinados a un mismo acento expiratorio principal. Pueden formar varias sílabas, cayendo el acento principal en una, teniendo las demás uno secundario. Las palabras que se apoyan en la palabra que tiene tal acento principal se llaman proclíticas; las que la siguen son enclíticas. Según Navarro Tomás, existe una gran relación entre la intensidad y la función sintáctica y el rema -información nueva-: por ejemplo, el verbo siempre tiene el acento principal.


3.- Grupo tónico.

En español coincide con el grupo de intensidad. Consta de un número de sílabas entre las que destaca una por su tonicidad y su energía articulatoria, que, en español, puede ser aguda, llana, esdrújula o sobreesdrújula. El acento se define además por su grado su tonalidad -grave o agudo- o por su duración o cantidad -largo o breve-. Las sílabas que preceden a la tónica son protónicas; mientras, las que la siguen son postónicas.


4.- Grupo fónico.

Es la porción de discurso delimitado por dos pausas sucesivas en la articulación y puede constar de más de un grupo de intensidad. Estas pausas están motivadas por razones respiratorias y por la necesidad de marcar el final de una expresión o de todo un enunciado. No obstante, hay distintos tipos de pausas más ligados a la retórica -a la elocutio- o a la pragmática pues dependen de las intenciones y las variables contextuales del hablante. También puede estar unido a una comunidad lingüística: de hecho, el grupo fónico marca la entonación de un idioma: el español lo tiene entre ocho y once sílabas.

En transcripción fonológica se marca con triple barra el punto y aparte; con doble, para el punto y seguido, el punto y coma y los dos puntos; con una sola barra para la coma; y con media barra para la pausa no marcada gráficamente.

Si quieren practicar los fonemas en español, hay buenos vídeos en el sitio 'aprendocastellano'


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martes, 7 de julio de 2009

Variedades dialectales del español actual en España

Actualmente, en España, nos encontramos con las siguientes variedades dialectales del castellano o español:

1.- Variedades septentrionales: navarro y riojano.

El navarro y el riojano presentan algunas características que los asocian al antiguo leonés y aun al gallego: así, mantienen el grupo mb latino - palomba -, conservan la f- inicial - facer -, palatalizan la l- en posición también inicial: lupus > llobo, diptonga ante yod - hodiem > huey - y mantienen artículo ante adjetivo posesivo antepuesto. Sin embargo, también posee rasgos que lo diferencian de otras modalidades: conservan la l en posición implosiva: salicem > salce, que no llega a sauce - y se pronuncia la vibrante múltiple como fricativa y ensordecida. El riojano se considera, más que un dialecto, un conjunto de hablas de tránsito entre el navarro, el aragonés y el español norteño.

2.- El extremeño.

Hay dos zonas claramente diferenciadas, debido a que el extremeño, como el navarro, se considera un grupo de hablas de tránsito entre el leonés y el andaluz: mientras que Cáceres es más dada al acogimiento de soluciones leonesas y de arcaísmos, Badajoz toma rasgos más propios del ámbito meridional andaluz. Una muestra de arcaísmos en cacereño sería la pronunciación sonora de s intervocálica y de z medial, o el mantenimiento del fonema labiodental, fricativo, sonoro /v/. Igualmente presenta leonesismos, como el cierre de e y o finales en i y u, el mantenimiento del grupo mb latino o la preferencia por el sufijo diminutivo en -ino. Por el contrario, en Badajoz se produce, como en el Mediodía español, la aspiración en [ h ] de /x/ y de h procedente de f- inicial latina, se confunden las líquidas implosivas -cardo por caldo - y hasta existen casos de yeísmo y de alternancia de seseo y de ceceo.


3.- El murciano.

Es también un conjunto de hablas de tránsito entre el catalán y el valenciano, el aragonés, el castellano y el andaluz. De hecho, es propio del murciano, por aragonesismo y catalanismo, la palatalización de l- inicial o el mantenimiento de grupos iniciales con l latinos: clavem, no pasa a llave, sino a clau. Por el contrario, tiene como meridionalismos la aspiración y pérdida de s implosiva, la confusión de líquidas o el seseo y el yeísmo propio de Cartagena. Se debe a mozarabismo la ausencia de diptongación - novo - o la conservación de sordas intervocálicas latinas, como en acachar por agachar.

4.- Variedades meridionales: el andaluz y el canario.

Por las razones diacrónicas producidas entre los siglos XV y XVII, a la que aludimos arriba, andaluz y canario comparten una serie de rasgos que los agrupa junto al español americano como la gran zona meridional de nuestra lengua. No hay que olvidar que nuestro idioma se llevó a las islas entre 1478 y 1483, mayoritariamente por colonos andaluces. De este modo aspiran la h procedente de f- inicial latina, s en posición implosiva y /x/ de las grafías j y ge y gi -[ hénte ] - y es muy común el seseo (pero no el ceceo en Canarias, aunque sí en Andalucía, como veremos). De un modo más generalizado en Andalucía que en Canarias se da el trueque de líquidas implosivas - [ árma ] por alma -, la aspiración ante nasal -[káhnne ] por carne -, o el yeísmo, que en Canarias es mediopalatal.

Por el contrario, es propio canario el alófono de la palatal, africada, sorda como sonora fricativa - como en chico, pronunciado casi como *llico - , el trueque del pronombre enclítico nos por los - vámolos por vámonos - o los usos de haber por tener, o de ser por haber, tal vez por arcaísmo debido al aislamiento insular, de este modo encontramos ejemplos como ¡Que hayan suerte! o Soy nacido en La Gomera. Los guanchismos - de la lengua guanche, anterior a la conquista - quedan sólo como sustrato en el caudal léxico: gofio - dulce típico - o chenique - piedra - son ejemplos de ello.

El andaluz, igualmente, presenta rasgos ausentes en Canarias. En la zona oriental la s implosiva es aspirada y en posición final llega a caer, en ambos casos provoca la abertura y alargamiento de la vocal precedente un grado: por ejemplo ¿Qué haces? como [ké xázÆ]; mientras que en la parte occidental suele producirse una aspiración con reduplicación de la consonante siguiente: las casas [lahk kásah]. Igualmente se pueden recoger, en la misma zona, casos muy abundantes de sonorización de la sibilante en posición intervocálica, como en el ejemplo anterior. Es también común la sustitución de ustedes por vosotros, pero combinado con el paradigma de éste: ¿Ustedes os venís? por ¿ustedes se vienen?. El ceceo ocupa, el sur de Huelva, Cádiz, sur y centro de Sevilla y Málaga y costas de Granada y Almería hasta Berja, el resto de Andalucía es seseante, salvo la zona norte de Córdoba, Jaén, Granada y la mayor parte de Almería, que distinguen la sibilante de la interdental, sorda.




Para la situación del español en América ver el artículo correspondiente en este mismo blog: http://leccionesdelengua.blogspot.com/2007/11/el-espaol-de-amrica-el-espaol-en-el.html

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Cómo surgió nuestro idioma



En este vídeo de carácter divulgativo se nos explica de forma amena el origen del idioma español, las influencias que sobre él ejercieron otras lenguas y su evolución en América, con mayor detalle en México, hasta el siglo XVII.

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Breve panorama de la formación y evolución del español (I)




De las lenguas prerromanas sólo tenemos noticias grecolatinas e inscripciones para su estudio. La distribución de tales lenguas se establece con el ibero en la zona levantina, el ligur en el nordeste; el turdetano en la Baja Andalucía y sur de la actual Portugal; el fenicio en las costas del sur y una serie de pueblos célticos en el cuadrante centro y oeste peninsular; y el vasco, que estudiaremos por separado, en parte de la zona norte. La continua superposición de gentes y lenguas hace que éstas tengan múltiples coincidencias. Su influencia queda hoy bajo una serie de sustratos. En lo fonológico se presentan una serie de influjos que propiciarán fenómenos propios del castellano: por ejemplo, el vasco no pronunciaba la f- inicial latina, y emitía indistintamente b y v como /b/, las oclusivas sonoras /b/, /d/ y /g/ podían decirse como fricativas en posición intervocálica, mientras que las sordas intervocálicas tienden a sonorizar; además cuenta con cinco vocales con tres grados de abertura. En lo morfológico, el celta tenía la terminación -os para nominativo plural y sufijos como -osco, -ona, -iego,... mientras que nos han quedado varias palabras prerromanas, algunas de las cueles ya pasaron en su día al latín hispánico: cerevisia > cerveza, lancea > lanza, carrus > carro, ibaiko > baika > vega,...

Con la llegada de los romanos hubo un tiempo de bilingüismo que culminó en la romanización cultural de la península, absoluto ya en nuestra era: en el siglo I Vespasiano concede el derecho general de ciudadanía y la cristianización, con la unión espiritual, latinizaría de modo completo. La romanización estuvo a cargo de legionarios y personal administrativo que trajeron sus sintopías y sincronías a la Península Ibérica, dándose ya un latín vulgar con regionalismos: en un extremo, la Bética era la más purista, mientras que la Tarraconense se consideraba la más innovadora, por influencia de la Romania Central. Es común a todas las variedades una serie de fenómenos claves en el latín vulgar y posterior formación de las lenguas romances: por ejemplo, empieza a aparecer a ante O.D. de persona, sonorizan las sordas intervocálicas, predominan las construcciones analíticas sobre las sintéticas en comparativos y superlativos y, sobre todo, cae el sistema de declinaciones por varios factores: se prefiere el uso de preposiciones al de casos, quedando solo el acusativo, que pierde la -m final, y se opta por el acento, dejándose de lado la cantidad vocálica. Al mismo tiempo se introducen numerosos helenismos: desde el distributivo cada, de /káta/, hasta léxico relacionado con la realidad material cotidiana: origanum > orégano, amphora > ánfora,..., y con el ámbito cultural: schola > escuela, scaena >escena,...; igualmente se produce una enorme renovación nominal: casa por domus, sobrinus por nepos,...

Entre los siglos V y IX, ambos inclusive se da lo que conocemos como época visigoda. Se da un protorromance que oscila entre un latín barbarizado y un ya romance visigótico: se iguala b y v como /b/ en amplias zonas, e y o breves diptongan, mientras que en la zona tarraconense monoptongan /ei/ > /e/ y /au/ > /o/ ( aurum > oro) y se reducen grupos como /mb/: plumbum > plomo. Con ellos empiezan a aparecer las primeras palatalizaciones por yod: apiculam > *abella; vetum > vetulum > *viello;... Los germanismos y goticismos pasaron ya al latín vulgar: orgoli > orgullo; guisa por mente; werra > guerra; spaiha > espía; helm > yelmo; cofea > cofia; y un buen número de antropónimos: All Wars > Álvaro; Gails Wers > Elvira,... y refuerza el sufijo patronímico de origen celta en -z y en -ici, que tendrá la misma evolución: Ramirici > Ramírez.

Por su parte, entre los siglos VIII y XI, la presencia árabe goza una gran influencia en lo que al léxico se refiere, hasta el punto de que los arabismos sean hoy la segunda fuente léxica del español, después del latín. Su influjo no sólo llega al ámbito de la cotidianidad - zanahoria, alfarero, azotea, aceite, jubón,... - sino al científico y administrativo - jarabe, algoritmo, alcalde, arancel,... -, incluso transmitieron palabras del sánscrito - ajedrez - y del persa - jazmín -. Su presencia se nota en los topónimos compuestos por el artículo al - cuyo valor de actualizador se pierde en romance -, medina - ciudad - y guada - río -, llegando a híbridos con el romance - Guadalupe -. La adaptación de la fonética árabe al romance hispánico se produjo eliminando o sustituyendo sonidos o grupos extraños para él, como el sonido gutural al´rde > alarde, o la monoptongación de /ai/ en /e/ y /au/ en /o/: aldeia > aldea. Morfológicamente se impusieron el sufijo en -í para gentilicios y adjetivos relacionantes - alfonsí, ceutí,...-; el patronímico ibn-, que pasa a ben- - Benavides - o el valor causativo de a- ante verbo - aminorar -. En lo sintáctico se extiende al romance culto el predominio de conjunciones copulativas o el orden de verbo + sujeto + complementos. La pérdida definitiva de la hegemonía militar, que se inicia en el XII, provoca la decadencia del influjo árabe en las lenguas romances, que desaparece en el XIV ante el empuje del latín y las lenguas romances.

Desde el siglo X a mediados del XIII se da lo que conocemos como periodo arcaico del español. En el panorama peninsular, hasta el siglo XI se dan una serie de peculiaridades: de un lado tenemos el rusticus sermo, o latín arromanzado: tiene restos de declinación, partículas y vocablos cultos, pero presenta un gran número de soluciones propias de latín vulgar y de los incipientes dialectos romances. De otro lado, los romances ya se usan con plena conciencia, como lo atestiguan los fragmentos en navarroaragonés de las glosas silenses y emilianenses, de finales del X y principios del XI. Sin embargo no existía ningún tipo de fijación normativa, dándose continuos dobletes, ultracorrecciones,...

En la península encontramos encontramos a finales de este periodo seis grandes zonas: el mozárabe está aislado en Al Ándalus y evoluciona lentamente, presentado numerosos arcaísmos, y progresivamente irá siendo absorbido desde Toledo. En el oeste se reparte el territorio el gallego y el asturleonés, éste, en la zona asturiana y norte y oeste de la actual Castilla León; el castellano será el dialecto triunfante, abriendo una franja cónica desde Santander, que se va ensanchando a medida que avanza la conquista, tomando zonas del aragonés y del leonés; aquél se fusiona con el navarro en el siglo XI, ofreciendo soluciones intermedias entre el castellano y el catalán, que tenía un fuerte influjo provenzal. Salvo el castellano, estos dialectos presentan una serie de rasgos comunes: por ejemplo, mantienen f- inicial latina, el grupo ct pasa a it - lectem > leite -, l- inicial palataliza - lupus > llobu - y hacen el plural femenino en -es, no en -as: cases por casas; en el occidente y el sur no monoptongan ai y ei (Pampaneira, topónimo granadino, es mozarabismo). Por el contrario, el reino castellano fue desde siempre muy independiente: la romanización de los cántabros fue tardía y no conservadora, de modo que fue una modalidad que irradiaba soluciones innovadoras: por vasquismo, aspiraba f- inicial latina; redujo grupos como mb y ei o au; opta por el artículo masculino el;... . En torno a 1150 la Cronica Adefonsi Imperatoris llama

al castellano nostra lingua. Castilla impuso su lengua como propia de la poesía épica desde fines del XII. La lírica, por el contrario se escribía en gallego y, en zonas catalanas, en provenzal. Con todo, es el castellano la modalidad triunfante a costa del detrimento del aragonés y el leonés.

Por otra parte, en la primera mitad del siglo XI Sancho el Mayor rompe con el aislamiento con Europa e introdujo la reforma cluniacense, que prefería la universalidad de la Romania frente a los particularismos regionales: de este modo, cae la escritura visigótica frente a la carolingia, que sustituye la grafía k por la c para el fonema /c/ y la ch para /c/. En cuanto a los finales de palabra, son problemáticos: en el siglo XII aún existen resto de –e tras r, s, l, n, d y z. Inmediatamente, el influjo ultrapirenaico propagará la apócope extrema desde finales del XI hasta 1270, cuando son ya raros los casos de –e tras z y d. La apócope hizo que /v/>/f/ nuve > nuf; /z/ > /s/ omenaje > omenax; mientras que /d/ vacila entre /t/ y /z/ poridad > poridat, lid > liz. Los pronombres enclíticos se fueron apocopando tras las formas no personales, otros pronombres y algunos sustantivos. El mismo fenómeno sufrirán los nombres propios ante apellidos patronímicos -Martino Antolínez > Martín Antolínez- , los finales en consonantes dobles –franc- y todo > tot y tanto > tant. Además de la consabida importancia del Camino de Santiago, no tenemos que olvidar la abundancia de enlaces reales, la inmigración procedente de Francia y la intercomunicación literaria entre trovadores y juglares en la adopción de soluciones foráneas.



Pero, sin duda, la primera gran fijación de una lengua romance en la península la lleva a cabo Alfonso X, hasta el punto de fijar un sistema, el alfonsí, que perdura desde mediados del XIII al siglo XIV inclusive. Dignificó el español frente al latín: lo convirtió en lengua de cultura y cancillería como castellano drecho. Para ello tomó como modelo el castellano de Burgos con concesiones a las modalidades de León y Toledo. En el siglo XIV el español toma la mayoría de las soluciones lingüísticas que lo van a definir normativamente en los siglos venideros. La obra de fijación de las grafías de Alfonso X va a perdurar hasta el siglo XVI: x marca la prepalatal, fricativa, sorda, mientras que g+e,i, i- y j, la sonora; c+e,i y ç son grafías para la dental, africada, sorda y z para su correlato sonoro; la apicoalveolar, africada se pronunciaba como sorda si no esta estaba en posición intervocálica. La b era grafema de /b/; u y v se podían pronunciar como un alófono fricativo de /b/, o bien como labiodental, fricativo, sonoro, especialmente en el sur - Toledo, Extremadura, Murcia y Andalucía-, donde hubo distinción hasta finales del XVI. Las grafías ll, ñ y rr se consolidan el XIV para marcar los fonemas /l/, /n/ y /r/, respectivamente. Y se fue especializando como consonante si era elemento de diptongo. La f- inicial latina se aspira como /h/, aunque en lo escrito permanezca hasta 1520; la h- inicial latina no se escribía porque no se pronunciaba.

Alfonso X, por el carácter propagador de cultura de su reinado introdujo enormes mejoras sintácticas, cuidando la expresión de conceptos a través de las subordinadas, generando nuevos nexos y locuciones conjuntivas; en el apartado léxico aparecen y se revigorizan numerosos tecnicismos y cultismos, fruto de su labor creadora y traductora.

En el siglo XV aparece lo que conocemos como español prehumanista. Se introduce literariamente a través de Dante, Petrarca y Bocaccio. El influjo italianizante trecentista compite ya con la influencia caballeresca y cortesana de Francia.Algunos hechos políticos y culturales coadyuvan a estos cambios: Alfonso V de Aragón conquista Nápoles en 1443, Enrique de Villena traduce La Eneida, y Juan de Mena su Omero romançado (La Ilíada): la Antigüedad ya no es tanto ejemplo moral como modelo de perfección ideal: tales usos se reflejan en los rasgos lingüísticos de este tiempo.

Las grafías alfonsíes se mantienen, aunque persisten una serie de inseguridades en lo escrito que reflejan cambios en la lengua oral: aún alternan –t y –d finales y f- y h- iniciales. Todavía existen dobletes que parecían superados, especialmente en grupos consonánticos internos: dubda / duda; omne / hombre,... Del mismo modo, conviven formas cultas con patrimoniales: planto / llanto; flama / llama,...

Es la sintaxis la que muestra un mayor influjo latinizante: el gerundio y la oración de relativo se sustituyen por el participio de presente: Fortuna triunphante es temerosa.; se traslada la oración de infinitivo con sujeto en acusativo latina: Homerum caecus esse dicitur > Se dice Homero ser ciego; y, tanto en este periodo como en el preclásico, se trastoca fuertemente el orden habitual del español: el verbo se sitúa normalmente al final de la oración por influjo latino; y el hipérbaton puede separar el sustantivo de su adjetivo, mientras que éste se refuerza en su posición antepuesta como epíteto literario.

En lo léxico se introducen numerosos latinismos, aunque poco fiables: inorar, cirimonia, perfeción,...; galicismos: dama, paje, galán, corcel,...; e italianismos: galera, corsario, bonanza, piloto,...

En el periodo llamado preclásico (1474 - 1525), las letras se introducen definitivamente en las cortes, se renuevan las universidades, se traen docentes italianos y humanistas en general. Elio Antonio de Nebrija, en su Gramática (1492) refuerza y sistematiza el español con un tratamiento impropio en lenguas romances, promueve la naturalidad selecta renacentista y reprueba los latinismos ajenos al español.

Se resuelven muchas de las dudas de la etapa anterior: la –t final cae a favor de –d, la conjunción e cae por y, non desaparece en favor de no y se generaliza h- inicial por f- definitivamente en 1520. Del mismo modo Cualquier resto de verbos acabados en –ades, -edes e -ides, pasan a –áis, -éis, e –ís, respectivamente.
Con todo, a pesar de la unificación lingüística llevada a cabo bajo el reinado de los Reyes Católicos, de las necesarias para la imprenta, y de las llevadas a cabo por Elio Antonio de Nebrija y otros, existen numerosas diversidades entre zonas: Castilla, Aragón y León no aspiran la  h  ni confunde /b/ y /v/, mientras que sí lo hacen las zonas meridionales. Pero la mayor diferencia estriba en el reajuste de sibilantes, que producirá el mayor reajuste en el sistema alfonsí: Castilla, Aragón y León ensordecen todas las sibilantes, con la consiguiente confusión de grafías: / s / y / z / > / s /: X, G, I, J, prepalatales, fricativas; / s / y / z / > / s /: C+e,i; Ç, Z, dentales, africadas; y / s / y / z / > / s /: S, en todas sus posiciones, geminada o no, son apicoalveolares y africadas. Por su parte, Andalucía Occidental hace interdentales y fricativas las antiguas dentales africadas (/ s / y / z / : C+e,i; Ç, Z) y se confunden con las apicoalveolares (/ s / y / z / : S-, -SS-, consonante + S y –S-, y, por tanto, también sus grafías) estos cambios se irán extendiendo a Andalucía Oriental y, con los descubrimientos, a Canarias y América.

Ya en los Siglos de Oro, este proceso de reajuste avanzará hasta culminar en 1650, determinando el estado actual de sibilantes en español: en la zona norte la prepalatal sorda se confunde con la alveolar por proximidad articulatoria y pasa a mediopalatal y, luego a velar /x/ para g+e,i, x y j, este hecho pasará al sur; la dental se hace interdental por influjo meridional, quedando /O/ para c+e,i y z; mientras que la apicoalveolar, también por influjo del sur, se hace fricativa, quedando s para /s/. Por su parte, llega al sur el ensordecimiento del norte, de modo que si c+e,i, z, s y z se pronunciaban como /O/ se daba el zezeo, pero si se emitía como apicoalveolar se producía el çeçeo; luego cayó la apicoalveolar quedando sólo /O/ y dándose el actual ceceo, pero también cabía la posibilidad de producirse un alófono dental [ s ], que originaría el actual seseo.

Durante los Siglos de Oro se producen casi todas las reformas que conforman el español actual, que reflejaremos en varios casos ilustrativos: los masculinos de personas en -a pasan tratarse con determinante masculino: el profeta, hecho que se extenderá al de cosas en el XVIII, al igual que quedan como hoy los sustantivos en -u, -e, -n,...: la pirámide; predomina el complemento agente precedido de por y desbancando a de,...

Por lo demás, en el siglo XVI predomina un criterio renacentista de naturalidad sintáctica, que se quiebra de modo claro en el Barroco. En cuanto al léxico, por lo procesos de conquista europeos y americanos se incremente de manera notable el caudal léxico de nuestro idioma, apareciendo italianismos: escopeta, capricho,...; galicismos: chapeo, sumiller,...; lusitanismos: menino, echar de menos,...; germanismos:bigote, brindis,...; flamenquismos: Finanzas, escaparate,... e indigenismos de América: chocolate, patata,...

En el siglo XVIII, con la fundación, en 1713, de la R.A.E. Se producen una serie de retoques en la correspondencia de fonemas y grafías: en 1726, el Diccionario de Autoridades fija la caída de ss sustituida por s, y de ç en favor de c+e, i y z+ a, o, u; u queda para vocal y v, para consonante. Para la duda de b o v se determinó que si el étimo era con b o p quedaría b, y si u o v, v, en caso de duda prevalecería b. Entre mediados de siglo y principios del XIX se determina que ph, th y ch (para el fonema /k/) desaparezcan en favor de f, t y c, respectivamente. Se elimina y si tiene valor vocálico - sýmbolo -; qu se limita ante e e i - así cae quatro por cuatro - y x, para los grupos /ks/ y /gs/, pero no para /x/, reservado para g+e, i, y j.

Por influencia de la Ilustración y el Romanticismo se introducen muchos términos de ciencias, política y economía: terrorismo, intervencionismo, tolerancia, moral , escéptico, ciudadano, libertad,... así como otros de la vida cotidiana: croqueta, satén, buró, galante, parlamento,... e incluso algunos galicismos sintácticos como el de sustantivo + a + infinitivo: táctica a seguir.

En el siglo XX, al margen de que en 1911 la preposición a dejara de llevar tilde, se ha venido tendiendo a la corrección de acentuaciones hiáticas - en la Ortografía de 1999, guión llevará tilde si se percibe hiato - y a la reducción de grupos extraños - obscuro por oscuro-.

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viernes, 16 de enero de 2009

Dictionarium Latinogallicum

Dictionnaire Latin Français



Una joya de la lexicografía: Dictionarium Latinogallicum (1522) de Robert Estienne

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Diccionario griego clásico-español

Diccionario Vox Griego Clasico-Español

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sábado, 10 de enero de 2009

Medios de comunicación: Información, opinión y persuasión. La Publicidad



1.- Los medios de comunicación hoy. Información, opinión y persuasión.

Es evidente que los medios de comunicación de masas han tenido una incidencia social insoslayable. Para abordar su papel en la actualidad vamos a exponer las opiniones vertidas al respecto por McLuhan, Vidal Beneyto, Eco y Lazarsfeld y King Merton.

El estudioso que más ha revolucionado la concepción universalista de los medios de comunicación de masas - mass media - ha sido el profesor canadiense Marshall McLuhan, quien, desde 1964, vino exponiendo una serie de ideas básicas para entender este nuevo fenómeno en obras como La Galaxia Gutemberg o Guerra y paz en la aldea global. Según él, la Historia comienzó en un estado tribal en la que la comunicación era oral, sucedió luego el universo del alfabeto, que se impuso a través de la imprenta. La actualidad ha superado ambos estadios y se incorpora de lleno en la era electrónica, donde la tribalidad originaria se restablece a través de la aldea global, es decir, de la conexión de todas las partes del globo entre sí. Este autor no juzga sus efectos, sino que constata la importancia del concepto de mass media - algunas de sus frases tuvieron un cierto éxito: La guerra de Vietnam es un producto de la televisión, o Hitler fue una consecuencia de la radio, son algunas de ellas. Para él esta nueva situación se define por la ciudad, como metáfora del mundo, acuciada por numerosos mensajes de orígenes distantes y producidos de modo inmediato a los hechos que narra. Por tanto, llega a concluir, si una lengua es un modo de conceptualizar la realidad y de conformar la visión del mundo, de modo lógico, el lenguaje de los media, al ser universal, también acarrea una concepción del mundo global para la comunidad de receptores.

En este sentido, McLuhan propuso, dependiendo de la recepción, una clasificación entre medios calientes y fríos: los primeros son aquellos que amplían el mensaje hasta definirlo bien mediante la saturación de datos precisos, dejando que el receptor pueda reestructurar la información con los datos que le son aportados; los medios fríos, por el contrario, proporcionan informaciones poco definidas, obligando al lector a llenar los intersticios, comprometiendo así todos sus sentidos: el receptor tendrá de todo un poco, pero nada bien definido, creándosele una cosmovisión fragmentaria de la realidad. Este fragmentarismo ha sido aducido como uno de los factores que definen la postmodernidad y es cierto que hay características en los media que provocan tal estado: la espontaneidad, la inmediatez de la noticia, la recurrencia al sobreentendido, el silencio intencionado de algunos hechos,... Los creadores de la teoría de la comunicación, Shannon y Weaver, ya vieron que uno de los rasgos que definirían los medios de comunicación de masas sería la productividad cuantitativa: la relación del mayor número de información en el menor tiempo posible, relación que podría aumentar los riesgos de deformación del mensaje.

Por su parte, José Vidal Beneyto recoge las últimas ideas acerca de las repercusiones sociales de los medios de comunicación hoy en tres puntos básicos:

 Aumenta la extensión y complejidad de la esfera comunicativa, especialmente a través del uso privado de la telemática.
 El fragmentarismo lleva a definir la objetividad como el control de la propia subjetividad: la información renuncia a ser un simple reflejo de la realidad, los medios tienden a establecer una nueva: la realidad informativa, que puede enriquecerla o mermarla creando falsos referentes.
 Se pone en tela de juicio la representatividad de los medios, dirigidos a la sociedad pero representante de solo una parte de ella, la que ostenta algún tipo de poder político o económico. De esta manera son medios para la población, pero la sociedad no tiene en ella un marco de expresión para su opinión. Adorno y Horkheimer afirman así que los medios no informan sino que crean la cultura de masas.

Estas ideas conllevan una serie de valoraciones éticas. Umberto Eco, en Apocalípticos e integrados, divide la postura de los intelectuales al respecto en dos grupos: los que acentúan la idea de que la uniformación de los pensamientos es peligrosa son llamados por apocalípticos, mientras que a los que ven la aldea global con optimismo en cuanto canal para el diálogo y la libertad de expresión los llama integrados. A partir de esta dicotomía expone una serie de inconvenientes y provechos de los medios de comunicación de masas. Las críticas se fundan en primer lugar en la banalización de la cultura, en el autoritarismo soterrado que le subyace, en cuanto favorece el paternalismo fomentando la incapacidad de respuesta del receptor ante unas directrices uniformadas, es precisamente este peligro de uniformación el mayor de todos: evita la originalidad y el espíritu crítico. Por el contrario, los provechos de los mass media vienen dados por una serie de hechos incontestables:


son medios difusores de cultura antes inéditos - además mediante el acercamiento de la cultura entendida como superior se invita al disfrute de ella -, son creadores de conciencias críticas y creativas: mucha de la originalidad del arte de nuestro siglo - incluyendo el verbal- tiene su origen en los media. El propio Eco aduce que la postura ideal es la intermedia: aprovechar los beneficios y vigilar críticamente sus inconvenientes.

Actualmente, Lazarsfeld y King Merton plantean las tres funciones sociales de los medios de comunicación: en primer lugar establecen la función otorgadora de status: la aparición de una información en un determinado medio o agencia de prensa le confiere un inmediato status ideológico, de prestigio,... independientemente de su veracidad y de su sometimiento a crítica. Una segunda función es la de cambiar determinadas normas y creencias sociales; por último señalan el riesgo de la función narcotizante, que produce una excesiva exposición del receptor a numerosas informaciones que no tiene capacidad de sistematizar y, por tanto, de someterlas a revisión crítica. Esta última función es la más inquietante en cuanto los canales están en manos de grupos interesados en generar un determinado tipo de sociedad o bien conformista, o cuya rebeldía queda automáticamente desactivada al asumirla como propia.


2.- Los géneros periodísticos.

2.1.- La noticia, el reportaje, la entrevista y la crónica.

Es el contenido de una comunicación relatada antes desconocida. Ha de regirse por dos factores básicos: la novedad y el interés público. Una noticia ideal, según Carl N. Warren, debería de responder a los siguientes criterios: objetividad lingüística - es inadmisible que aflore la parcialidad del emisor -, concisión, claridad, inmediatez en el tiempo, causas y repercusiones de los hechos, relevancia, originalidad en el enfoque de modo que llame la atención, y, evidentemente seguir los universales de la comunicación, las llamadas seis uves doble: Who, What, When, Where, Why and How - o, en el hexámetro latino, quis, quid, quando, ubi, cur et quomodo -, es decir, la noticia ha de responder a quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo se han producido los hechos que narra.

Según estos criterios la noticia suele estar dividida en varios apartados: el antetítulo aporta algún dato para entender el título; el título debe ser breve y certero en su intención significativa y generoso tipográficamente; el subtítulo, o sumario, corrobora, subraya o aclara algún aspecto de la noticia; la entrada, o lead, es el párrafo inicial en el que se apuntan las seis uves doble de forma breve; por último el cuerpo de la noticia explica de forma detallada cada uno de los elementos anteriores, jerarquizándolos según su importancia, avanzando desde lo más interesante a lo más secundario. Evidentemente la importancia de una noticia también vendrá determinada por el número de columnas que ocupa y por su posición en el escrito: son más leídas las páginas impares y, claro es, las de la portada.



El reportaje es un trabajo no influido por la inmediatez de la noticia. En él el reportero amplía la información que anteriormente habría aparecido en formas de noticias. Aquí cabe la posibilidad de insertar declaraciones, antecedentes minuciosamente detallados, consecuencias de los hechos,... Cuando centra su interés en una persona puede aparecer en forma de diálogo, dando lugar así a la entrevista, en la que se pueden insertar aclaraciones acerca del entrevistado, valoraciones sobre hechos con él relacionados,...

La crónica puede dar cuenta de varios sucesos: así tenemos la crónica local, que se circunscribe a la cultura costumbrista de una zona o localidad; de extranjero, acerca de costumbre curiosas a nuestra cultura; de sucesos y negra, que da cuenta de delitos y crímenes horrendos; parlamentaria, sobre la vida, anécdotas y debates del Congreso y el Senado; rosa, acerca de la vida privada de personas públicas; y de guerra. En todas ellas se valora la autoridad del firmante, que también destaca por un estilo lingüístico personal, de modo que, al tiempo que informa, emite una opinión autorizada.


2.2.- El periodismo de opinión: el editorial, el artículo, la columna y la crítica.

El editorial es un artículo de fondo no firmado - se entiende así que pudiera estar escrito por cualquiera de los colaboradores, aunque normalmente queda a cargo de algún cargo directivo del medio- que marca la línea ideológica del periódico. Valora e interpreta una noticia actual y de gran relevancia.

El artículo es el más literario de los géneros periodísticos y en él se expresa la opinión individual del autor, por lo que la responsabilidad ética y jurídica de su contenido recaerá sobre él de modo personal. La libertad con la que se escribe el artículo se ve limitada por el hecho de que los órganos directivos del medio son los que eligen, invitan o seleccionan a determinados articulistas que están próximos a la línea editorial del diario. La columna es un artículo también, pero generalmente de extensión más breve - de ahí su nombre - y reservada a un colaborador fijo.

La crítica es la noticia de un evento público, en él el cronista puede insertar sus valoraciones en cuanto autoridad reconocida en la materia objeto de la crítica: deportes, toros, cine, teatro,... al tiempo que divulga e informa acerca del evento.


2.3.- Características lingüísticas de los textos periodísticos.

Los textos periodísticos ofrecen una serie de recursos lingüísticos que pretenden casar la objetividad con la corrección y claridad idiomáticas. De esta necesidad han surgido los libros y manuales de estilo, que tratan de ser obras de consulta, su prestigio ha ido en aumento, de modo que ya no sólo se vende no sólo para los profesionales de la información, sino incluso para cualquier persona que quiera escribir de un modo correcto y apropiado.

Algunos de los recursos comunes a todos los géneros - quedan aparte los artículos, las columnas y algunas crónicas por la libertad de estilo que se presupone en ellas - comparten el uso de recursos lingüísticos tendentes a la objetividad: entonación enunciativa, predominio de la función referencial, posposición de adjetivos calificativos - eliminando cualquier epíteto ponderativo -, ausencia del yo del emisor mediante oraciones impersonales y pasivas reflejas, tendencia al eufemismo,...

Hay otros medios de la lengua que se emplean para resaltar la actualidad de la noticia: así, se evita el pretérito indefinido en favor del pretérito perfecto y del presente histórico: Las tropas rusas entran en Grozni -aunque tal hecho sucediera el día anterior -; del mismo modo, para sintetizar al máximo la información, especialmente en los títulos, predominan las elipsis sintácticas y el escaso uso de oraciones subordinadas, a veces la información se completa sin dificultad: El Depor, por la copa; pero en otras ocasiones se ha de encontrar apoyo en las fotografías y en ilustraciones: la imagen de un entrenador con el rostro tapado por sus manos completa el titular: Desesperado.

Por lo demás, tampoco faltan las incorrecciones, especialmente derivadas de fórmulas erróneas que se han estereotipado: seis puntos arriba por seis puntos de ventaja, incautar droga por incautarse de droga,... No es escasa la preferencia por unos determinados signos con connotaciones positivas o negativas dependiendo de la línea del diario: la elección de conservador por de centro derecha, ex-comunista por de izquierdas,... son ejemplos de subjetividad que a menudo se presenta en la línea objetiva que quiere presidir la información.

3.- La publicidad.


3.1.- Consideraciones generales.

La publicidad es el conjunto de medios y técnicas promocionales que tiene como objetivo crear o mantener el mercado de un determinado producto o servicio. Para ello ha de intentar modificar el comportamiento de los receptores a los que se dirige creándoles necesidades de consumo.

Para realizar una campaña publicitaria es primordial determinar, mediante estudios de mercado, a quién se dirige la promoción. El canal en que se inserte el anuncio será el más frecuentado por los clientes potenciales: así sucede con los anuncios de puros en prensa deportiva, normalmente leída por hombres, o los anuncios de zapatillas de deporte en revistas juveniles. El diseño del anuncio también dependerá de los intereses de los receptores: más dinámico y novedoso para los jóvenes, más severo para anuncios destinados a hombres adultos - anuncios de vinos -,...

Lo que sí tienen todos en común es la recurrencia a la apelación a los elementos primarios inconscientes y reprimidos del ser humano, residentes en el lo que Freud llamó el ello. Este hecho se une a la ya citada generación de necesidades, de modo que de tal combinación se fomenta la compra compulsiva, que es lo que define la llamada sociedad del consumo. La fascinación por la muerte y el sexo parecen presidir esta función conativa, a veces soterrada bajo la llamada percepción subliminal. El ser humano precisa de un número determinado de sensaciones para alcanzar una percepción consciente, es decir necesita sobrepasar el umbral mínimo de percepción. Todos los signos que conducen a emitir sensaciones asociadas a tales impulsos primarios por debajo del umbral mínimo es lo que conocemos como mensajes subliminales.

En un sentido más amplio, algunos estudiosos extienden este concepto a la asociación de un determinado objeto de promoción a un estilo de vida que anula las consecuencias negativas de su consumo y pondera su opuesto: por ejemplo, se hizo famoso el testimonio del primer vaquero de Marlboro, que murió de cáncer de pulmón: los efectos negativos del tabaquismo se anulaban por la presencia de un cowboy sano e intrépido en un entorno natural de bosques paradisíacos y llenos de vida, que eran lo opuesto al verdadero trágico final del actor. Un efecto similar pretenden, pongamos por caso, los anuncios de bebidas alcohólicas protagonizados por personas jóvenes, sanas y deportistas: de hecho, uno de los equipos de atletismo más importantes en nuestro país ha sido el equipo de la ginebra Larios.


3.2.- Recursos no lingüísticos.

Los anuncios recurren a un buen número de sensaciones emanadas de diferentes códigos que se complementan entre sí. Por su importancia vamos a señalar la índole de los signos icónicos y auditivos.


En los anuncios publicitarios aparecen dos elementos icónicos constantes: por un lado, el anagrama es un símbolo en el que prevalece el diseño y viene a ser el emblema o insignia de la compañía hasta el punto de identificarla - recuérdese el anagrama de Nike, el león de Peugeot,... -; el logotipo es el nombre de la marca, que aparece como una palabra que se nos presenta como un bloque diseñado, adquiriendo un valor icónico similar al del anagrama pero con apoyo de signos lingüísticos: son ya famosos los logotipos de Coca-cola o de El Corte Inglés.

Las sintonías de los anuncios - llamadas jingles si han sido compuestas expresamente para ellos- nacen con la idea de llamar la atención y de identificarlas con el producto sin necesidad de que éste sea mencionado, como ocurre con la de Coca-cola. Los sonidos no musicales: los gritos, las risas, el arranque de un motor,... son especialmente cuidados en los anuncios radiofónicos, de exclusivo canal auditivo. En este sentido, para que el receptor note una variación en la percepción al inicio de un anuncio, suele aumentarse el número de decibelios, o, por el contrario, recurrir al silencio -en el caso de un coche cuya máxima virtud es su silencio, por ejemplo-: en ambos casos una variación en la percepción despertará la atención del receptor.


3.3.- Recursos lingüísticos.

Se dan una serie de recursos estilísticos de radical importancia en cuanto la función poética predomina sobremanera: el código llama la atención sobre sí mismo. De este modo encontramos múltiples figuras y tropos, algunos de los más frecuentes son: la onomatopeya - Schweppes, Crunch, Crecks -, la rima - Eau de toilette Don Algodón, tienes algo, tienes don -, anáfora - Carolina Herrera: siempre la misma, siempre diferente -, anadiplosis - El tiempo corre, corre a SEAT -, paronomasia - Letras del Tesoro: para quienes quieren más -, dilogía - Bonos ICO, por su propio interés -, sinestesia - Fibre 1 de Nestlé, crujiente sabor-, paradojas y antítesis - MoviStar: Estamos muy cerca para llevarte muy lejos -, interrogaciones retóricas - ¿Qué tiene un cuerpo Danone que no tengan los demás? -,...

Por otro lado, el segmento de público al que va dirigido el producto o el servicio, y la ponderación de éstos son factores que determinan sobremanera los recursos lingüísticos empleados:

>> El pronombre de tratamiento de cortesía - usted -, queda relegado en favor de un tuteo que rejuvenece: Descubre con Lina Bocardi el placer de ser tú misma. El empleo de usted se reserva a un determinado público que pide seriedad en el servicio, como en los anuncios bancarios: Cajamadrid: Su beneficio es el nuestro, o Bankinter: para que usted pueda comparar por nosotros. El uso de la primera persona en singular pretende un efecto de identificación con el anunciante, normalmente un modelo para los receptores, de modo que los valores del personaje se transfieren a lo anunciado: dice Claudia Schiffer: L´Oreal: porque yo lo valgo. Si el uso de la primera persona es en plural se produce un efecto de complicidad en el que se integra el receptor con fines elogiosos: Sprite: no estamos locos, sabemos lo que queremos.

>> El uso del imperativo va decayendo progresivamente en cuanto impone un mandato, que, por naturaleza, produce un cierto rechazo: así, Coca-cola decidió eliminar su eslogan Beba Coca-cola por Siempre Coca-cola. Con todo, si aparece el imperativo éste adquiere un valor de invitación a alguna acción arrojada y transgresora: Nike: Just do it, Bebe Trinaté y olvídate, Hugo Boss: don´t imitate, innovate.

>> Los adjetivos aparecen intensificados mediante adverbios, comparativos, prefijos superlativos,...: Patés La Piara: más buenos que el pan, Dodot, ultraseco plus, Páginas amarillas: tremendamente útiles.

>> La transgresión de la ortografía se asocia a un público juvenil inconformista: Pepsimax: alucinarax.

>> El artículo determinado puede usarse con valor antonomástico: El libretón BBV.

>> Los tiempos verbales suelen ser el presente de indicativo, que señala un estado de cosas elogioso o que hay que mejorar: Nokia 8210: El estilo no es simplemente algo que te pones por las mañanas; Ya estoy harta de tanto frotar, son respectivos ejemplos de lo que decimos. El otro tiempo verbal que predomina es el futuro simple, que prevé un estado mejorado de cosas: Evax: Te sentirás limpia. Te sentirás bien.

>> Los extranjerismos son frecuentes en anuncios dirigidos a segmentos de público joven, acostumbrado a los anglicismos, o a personas de nivel académico medio - alto con un cierto poder adquisitivo: Nokia: connecting people, Pantalones Dockers: not quite all American, o Planet Reebok, son ejemplos de ello.

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