domingo, 23 de marzo de 2008

LENGUAJE VERBAL Y LENGUAJE NO VERBAL



1.- El concepto de comunicación.

Básicamente, para que exista una verdadera comunicación han de darse necesariamente los siguientes factores: un emisor ha de emitir un mensaje, a través de un canal, en forma de una señal, o signo, que un receptor pueda percibir, descifrar e interpretar. Para ello es necesario que ambos compartan el mismo código en que se cifra el mensaje y que éste remita a un determinado referente. Para que se dé un bucle de retroalimentación, o feedback, el receptor ha de ser capaz de asumir las funciones de emisor y, al mismo tiempo, el anterior emisor puede pasar a receptor. De este modo la comunicación no presupone un sujeto activo frente a otro pasivo, pues mientras que el emisor emite, el receptor decodifica y es, a su vez, emisor potencial.

Para Jakobson, a cada factor le corresponde una función, dependiendo de las intenciones comunicativas del emisor:

 Expresiva: pone de relieve la interioridad del emisor: Estoy alegre.
 Conativa: la comunicación se centra en el receptor, esperando un cambio de actitud en éste: ¡Ven!
 Referencial: el enunciado se limita a enfocar el referente: Son las dos en punto.
 Fática: intenta comprobar la viabilidad del canal; así las onomatopeyas en las pruebas de sonido de un concierto.
 Poética: el lenguaje trata de llamar la atención sobre sí mismo: Tres tristes tigres comían en un trigal.
 Metalingüística: El lenguaje se centra en el propio código: “Yo” es un pronombre personal.

Ambos integrantes deben compartir en parte su sistema referencial: comunicar algo sobre lo que el receptor carece de información alguna implica que la interpretación del mismo no sea satisfactoria. Según la Teoría de la Información, un sistema de signos óptimo es aquél que consiga transmitir el máximo de información con el mínimo de unidades sígnicas. Además, si cualquiera de los factores que dificulten la comunicación se llama ruido, mientras que todo aquel recursos destinado a subsanar el ruido se conoce como redundancia, el mejor sistema de comunicación será el que menos posibilidades tengan de ruido y el que mayor número de recursos tenga para redundar el mensaje.

El estudio de la comunicación ha sido estudiada por la semiología y por la semiótica. Saussure definió la semiología como la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social, haciéndola depender de la sicología y siendo su rama más importante la lingüística. Peirce, por su parte, concibió la semiótica desde un enfoque más logicista que sociológico. Hoy ambas disciplinas se funden a menudo en una y llegan a ser realmente sinónimas desde el momento en que ambas tienen un objetivo común: el del estudio y la clasificación de los sistemas de comunicación y de sus unidades mínimas: los signos.

Un signo es toda aquella sustancia perceptible portadora de significado. Según Reznikov, el signo funciona como vehículo de un significado, como soporte de una información con respecto a un objeto determinado; la relación entre éste y su signo puede ser natural o arbitraria. Los signos se utilizan para percibir, conservar, transformar y retransmitir una información, funcionando como mediatizador entre el hombre y la realidad, hasta el punto de que llega a ser un instrumento capaz de crear un a cultura. Umberto Eco llega a firmar que, de hecho, toda cultura se ha de estudiar como un fenómeno de comunicación, de modo que la semiología será la ciencia que estudie todos los procesos culturales en tanto procesos de comunicación.



De esta manera, el semiólogo italiano ha establecido una taxonomía no cerrada de diferentes semiologías: la animal, o zoosemiótica aborda la comunicación entre animales; la semiología olfativa oscila entre los signos naturales como índices - olor a fresco - y los códigos artificiales de los perfumes, por ejemplo; la táctil es un sistema de comunicación muy usado entre los humanos: el beso, el abrazo,...; la semiología gustativa ha sido abundantemente estudiada por el estructuralista Lévi - Strauss en comunidades primitivas, especialmente fundada en antinomias del tipo dulce/ amargo,...; la semiología del gesto, o kinésica, estudia los gestos corporales con valor significativo, así los movimientos rituales de los sacerdotes budistas o hinduistas, la danza,los guiños,...; la semiología del silbido ha sido muy frecuente entre pueblos primitivos y algunos de ellos se conservan como en La Gomera; la de los lenguajes formalizados, como los matemáticos, los lenguajes de programación informáticos, el de la lógica proposicional,... y, evidentemente la semiología lingüística. Como el mismo autor reconoce, esta tipología es provisional: muchas de las semiologías sufren intersecciones, como la gestual y la animal, y otras faltan: la cromática o los sistemas mixtos audiovisuales.



2.- La clasificación de los signos.

No tiene por qué haber sistema de un sólo tipo de signos: hay sistemas de comunicación mixtos, donde se mezclan signos de diferente naturaleza, como en las artes escénicas. Por otro lado, también es conveniente advertir que la comunicación no precisa de intencionalidad por parte del emisor: ya afirmó Roland Barthes que el hombre es un animal comunicativo porque no puede no comunicar ni dejar de descifrar.

Podemos clasificar los signos según su naturaleza. De un lado tendremos lo naturales, o índices, y, de otro, los artificiales. Los artificiales pueden dividirse en lingüísticos - y éstos a su vez, en auxiliares y fundamentales - y no lingüísticos - divididos en señales, símbolos e iconos -. Los signos naturales no son creados por el hombre, pero sí interpretados por éste: así, la fiebre es índice de enfermedad, o el humo, del fuego.

Los signos artificiales no lingüísticos son creados por el ser humano. Pueden ser de tres tipos: símbolos, iconos y señales. Los símbolos son objetos materiales que representan ideas abstractas, funcionan por ejemplificación, alegoría o metáfora y por ello precisan de una convención previa para que sea entendido: así ocurre con el símbolo de sustancia nuclear, la cruz como símbolo del cristianismo,o como símbolo de sagitario. Los iconos, por el contrario, no representan ideas abstractas, sino concretas, con la que guardan una relación de semejanza: así una calavera cruzada por tibias en un cartel ante un campo es un icono peligro de muerte; o un muñeco con faldas a la puerta de un servicio es icono de servicio de señoras; o como icono de teléfono público. En este sentido, algunos autores han hecho casi equiparables iconos y pictogramas, en cuanto definen éstos como dibujos figurativos que expresan un contenido semántico simple, como las viñetas de un tebeo. Por su parte, las señales pueden compartir las propiedades de los símbolos o los iconos, pero se diferencian de éstos en que en ellas predominan la función conativa, es decir esperan un cambio en la actitud del receptor así los muñecos de los semáforos, o como señal viaria de sentido único.

Por su parte, los signos artificiales lingüísticos son los propios de la comunicación verbal humana. Los demás sistemas semióticos carecen de una estructuración y un desarrollo análogos al del lenguaje verbal. Igualmente, no pueden clasificar el continuo de la realidad: parece en cierto modo demostrado que sin la ayuda de signos lingüísticos sería imposible diferenciar dos objetos o conceptos de forma clara y permanente. Los estudios realizados sobre patologías afásicas, o pérdida de parte de la capacidad verbal, muestran cómo el individuo pierde de manera paralela el lenguaje y su capacidad intelectiva.



Martinet ha demostrado que una de las características esenciales al lenguaje verbal humano es su doble articulación, es decir, el hecho de que un enunciado pueda dividirse en fonemas y sonidos y en unidades mayores: lexemas y morfemas. El monema, según su terminología, está formado por un fonema o grupo de ellos que comportan un valor significativo en cuanto pueden diferenciar unidades superiores; mientras que el fonema, unidad mínima de la segunda articulación, es la más pequeña en que se divide un monema, comportando únicamente valor distintivo, pero no significativo.


3.- Los lenguajes no verbales y su relación con el lenguaje verbal.

3.1.- Dificultades en su estudio y rasgos comunes.

La comunicación humana no puede reducirse al lenguaje verbal, según Flora Davis en aquélla lo que se capta de un mensaje deriva en un 45% de un sistema verbal, mientras que un 55% procede de un lenguaje no verbal. Sin embargo, a pesar de su importancia, este tipo de comunicación no ha recibido una atención equiparable al del sistema verbal. Se han señalado algunas dificultades para que un estudio riguroso sea llevado a cabo: por un lado, no hay tradición científica hasta los años 50, cuando Birdwhistle y Hall realizan estudios estructuralistas acerca de los gestos y el espacio, respectivamente; por otro lado, es evidente que no se han creado instrumentos satisfactorios para la recogida de datos hasta el uso de la filmación: el estudio se basaba en la observación directa de unos fenómenos, ya de por sí muy heterogéneos culturalmente.

Al margen de estas dificultades, sí podemos señalar una serie de características comunes a todo lenguaje no verbal: en primer lugar, parece que en la mayoría de ellos predomina la función expresiva, en este sentido hay expresiones universales de sentimientos humanos - el dolor, la alegría,... - pero también es cierto que hay una serie de gestos cuyo significado varía según las culturas: así la unión en círculo de las yemas del pulgar e índice, como símbolo de O.K. es insultante en Brasil. Cerrar el puño con el corazón hacia arriba es un gesto ofensivo ya conocido como digitus impudicus en Roma, mientras que en algunas culturas árabes el gesto se invierte con el corazón hacia abajo y la palma extendida; otros gestos pueden significar intenciones diferentes: morderse el pulgar es ofensivo en Italia, mientras que en España puede indicar actitud pensativa.

Por otra parte, también es cierto que la comunicación no verbal es inevitable: el hombre no puede dejar de comunicar su interioridad con gestos, con su indumentaria,... al tiempo que tampoco puede dejar de interpretar lo que le rodea, ya sea de modo consciente o no. En esta decodificación, parece igualmente demostrado que el canal predominante en los humanos es el óptico. Este hecho es fundamental en el hombre, en cuanto el modo en que una persona es percibida determina también la propia percepción de sí mismo.

Por otro lado los lenguajes no verbales pueden usarse de modo autónomo, servir de redundancia o hacer de ruido en la comunicación verbal:

 Mediante la sustitución, reemplazamos la comunicación verbal por la no verbal, como cuando negamos con la cabeza.
 La redundancia supone repetir lo emitido - como cuando el gesto manual de despedida puede servir de redundancia a la emisión ¡Adiós! -, complementarlo - por ejemplo, si emito serenamente una orden con una mirada de enfado -, o simplemente acentuarlo - en los movimientos que acentúan los coros huelguistas -.
 Pero también es cierto que puede servir de ruido cuando contradice la comunicación verbal: así, alguien que esté herido gesticula su dolor pero insiste verbalmente en que está bien.
 Los sistemas no verbales también tienen una función regulativa de la comunicación: así alzar las cejas y el mentón para hacer ver que el canal está abierto, disminuir el contacto ocular para ceder el turno,...
Podemos afirmar ahora que el lenguaje no verbal entra en los estudios semióticos en cuanto conforma una parte muy importante del sistema de signos empleados en la comunicación humana. Es cierto que este tipo de comunicación asocia al hombre a los otros seres animados, pero también es verdad que lo diferencia: para Rafaelle Simone, este hecho evidencia la capacidad del hombre para crear códigos nuevos de comunicación. Esta destreza ha sido denominada por el semiótico italiano semiopoiesis ilimitada. Tal habilidad implica, según el mismo autor, que el hombre dispone de una gran variedad de códigos autónomos, y que cada uno de ellos posee una expresión y unas clases de contenido particulares; este hecho posibilita que los códigos puedan interferirse entre sí simultáneamente, enriqueciendo la comunicación humana.

3.2.- La comunicación gestual, o kinésica.

Ray L. Birdwhistell usó el modelo estructural para sistematizar los movimientos corporales con intencionalidad comunicativa. La unidad mínima del gesto es el kine, que combinado con otros puede generar kinemas, o gestos con intención comunicativa cuyo significado varía dependiendo del uso que se haga de ellos. No todos los kinemas son verdaderamente significativos en cuanto la percepción humana es limitada. El kinemorfema es el apartado sintáctico, en cuanto viene dado por la sucesión o simultaneidad combinada de kinemas.

Ekman y Friesen, continuaron la ciencia fundada por Birdwhistell e incorporaron una taxonomía de kinemas:

 Emblemas: Son sustitutivos del lenguaje verbal, como el gesto manual de Ven aquí, Calla,...
 Ilustradores: Sirven de apoyo al lenguaje verbal, los ejemplos anteriores son válidos aquí si se apoyan con sus respectivas emisiones verbales.
 Adaptadores: Son producto de un proceso de aprendizaje para adaptarse a determinadas situaciones. Los adaptadores del yo responden a necesidades personales y corporales: el manejo de la cuchara,...; los interpersonales aparecen como fruto de la relación con los demás: las caricias, las agresiones,...; los objetuales tienen que ver con alguna tarea instrumental: conducir, escribir,...
 Afectivos: Expresan el estado emocional, especialmente con la cara: para ellos los gestos faciales comunican ocho estados afectivos primarios: felicidad, sorpresa, tristeza, miedo, rabia, asco, desprecio e interés.
 Reguladores: predomina en ellos la función fática: asentimiento para demostrar que se está manteniendo la atención, desvío ocular para mostrar desinterés o cesión del turno de intervención,...

3.2.- La proxémica.

Esta ciencia estudia - especialmente a partir de las investigaciones de Hall - la estructuración que hace el ser humano de su espacio inmediato a partir del entorno corporal. El individuo se limita en su comunicación por un espacio personal que acota sus líneas territoriales; este espacio es variable según la situación: si un ascensor lleva mucha gente el sujeto no sentirá invadido su espacio aunque la distancia sea mínima; pero sí rechazará el hecho de que en un espacio abierto alguien se le acerque inadecuadamente. Hall determinó que la distancia estándar en la comunicación depende de las culturas: según él, los occidentales reaccionan ante la invasión porque es una cultura que prohíbe el contacto, mientras que sudamericanos y árabes se acercan más. Hall, para la proxémica occidental, ha establecido la siguiente tipología dependiendo de la distancia de los interlocutores:

 Menos de 45 cm: distancia íntima. Entra en juego la comunicación táctil, olfativa y térmica corporal.
 Entre 50 y 75 cm: distancia causal - personal. Es el límite de la extensión del brazo y la propicia para comunicar asuntos personales.
 Entre 1,20 y 2 m: distancia social y próxima para las conversaciones normales.
 Más de 3 m: distancia social lejana. Para conversaciones formales. La distancia pública se da a partir de los 4 m, y es la propia de formas rígidas de comunicación, como los discursos o las conferencias.
3.3.- Elementos paralingüísticos.

La paralingüística describe los rasgos vocales que acompañan las palabras, no siempre satisfechos científicamente con las habituales curvas de entonación, o sintonemas. Así, las cualidades de la voz incluye el control del énfasis, el ritmo,... pero también los caracterizadores vocales - la risa, el llanto, el suspiro, el bostezo,... - y lo que Trager llama las segregaciones vocales: ah, mmmm, hum,... Todos estos elementos pueden estar relacionados a diferentes sintopías y sinfasías, es decir, pueden relacionarse con un estilo determinado e incluso con algún estrato o localización espacial.

Knapp confirma la importancia de estos elementos, pues el desacuerdo entre lo que se dice y cómo se dice se resuelve en favor de esto último. Por ejemplo, expresar acuerdo con elementos paralingüísticos propios del desacuerdo no resultará en modo alguno convincente.

3.4.- Otros elementos.

La variedad de factores que intervienen en la comunicación no verbal no está aún, según hemos visto, suficientemente desarrollada. Con todo, Cook ofrece la siguiente tipología:

 Aspectos estáticos: rostro, complexión, voz, maquillaje, ropa, peinado,...
 Aspectos dinámicos: orientación, distancia, posturas y gestos no faciales, gestos faciales, dirección de la mirada y tono, ritmo y velocidad del discurso.

Por su parte, Argyle, contempla nueve aspectos básicos: contacto físico y proximidad, orientación, aspecto exterior, posturas, gestos con la cabeza, expresiones faciales, resto de gestos corporales, miradas y elementos paralingüísticos.


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