domingo, 30 de septiembre de 2007

Algunas nociones sobre la producción de textos



Concepto de Discurso. Nociones de verdad, verosímil y ficción. Concepto de autor.
El concepto de Discurso se define a partir de Michael Focault como "un conjunto de enunciados que dependen de una misma formación discursiva... está constituida por un número limitado de enunciados para los cuales puede definirse un conjunto de condiciones de existencia”.
El concepto es relativamente fácil de entender. Discurso es simplemente sinónimo de enuncio o secuencia de enunciados y corresponde, dicho sea de paso, a lo que en la lingüística textual se suele calificar de texto. Es decir, una conversación familiar, una llamada telefónica, pero también una carta, un articulo de fondo, un documento jurídico etc. - todas estas formas de la comunicación verbal representan discursos. Conforme a este empleo del término, tenemos que entender por discurso toda manifestación concreta de la actividad del hablar según las reglas de una determinada lengua, concebida esta última como técnica histórica del hablar.
El discurso, sin embargo, no sólo es manifestación o actualización de la actividad del hablar mediante reglas y normas de una lengua, sino que al mismo tiempo - y este punto se olvida muy a menudo - es siempre realización de modelos textuales de modelos discursos, o, en la terminología aquí adoptada de tradiciones discursivas. Pero no hay que identificar las tradiciones discursivas exclusivamente con géneros o estilos literarios, ya que éstas representan también formas de la interacción verbal cotidiana.
Al insertar el discurso en situaciones y contextos concretos, nos encontramos ya en el campo de la pragmática. La pragmática toca principalmente el aspecto del uso, se interesa específicamente por las relaciones entre discursos y sus participantes, a saber, por las reglas que rigen el uso de expresiones, proposiciones, etc.



La pragmática considera esencialmente las situaciones en las que los discursos aparecen, las intenciones que rigen su producción, los efectos que los discursos provocan. Y, sobre todo, se interesa por los diferentes tipos de interacciones entre locutor/productor y alocutor/receptor que se constituyen en el discurso mismo. En este sentido representa ya el paso de la investigación de la expresión lingüística que sólo considera el aspecto semántico y sintáctico a una investigación integral de la comunicación verbal - integral en cuanto que toma en cuenta los aspectos esbozados.
En el término “discurso”, entendido como una unidad supraoracional de la actividad lingüística, se incluyen la narración, la exposición, la construcción de textos escritos, la conversación.

* Nociones de verdad, verosímil y ficción:
El término "verdad" se usa en dos sentidos: para referirse a una proposición o para referirse a una realidad. En el primer caso, se dice que una proposición es "verdadera" para distinguirla de otras "falsas". En el segundo, se dice que una realidad es "verdadera" en contraposición a otras que pueden calificarse de "ilusorias", "irreales", "inexistentes", etc.

Ya los griegos se ocuparon de explicitar la noción de verdad como propiedad de ciertos enunciados (verdaderos). Si bien es cierto que antes de Aristóteles se había concebido la verdad en este sentido, es él quien la explicita cuando sostiene que “decir que lo que es no es o que lo que no es es, es erróneo; pero decir que lo que es es y que lo que no es no es, es verdadero”. A partir de esta afirmación construye lo que se llamará luego la "concepción semántica de la verdad", es decir, la idea de que un enunciado es verdadero si hay correspondencia entre lo que se dice y aquello sobre lo que se habla.
Considérese el siguiente ejemplo:
La nieve es blanca (a) es verdadero si y sólo si la nieve es blanca (b).


Es lo verosímil, aquello que tiene la apariencia de la verdad sin serlo.
Aristóteles distingue el signo de lo verosímil, y enseña que esto último es una proposición que aparece como probable, entendiendo aquí por probable aquello que en la mayoría de los casos acontece o no acontece, existe o no existe, como por ejemplo: "los hombres aman a aquellos que les aman".
Si bien lo, verosímil, la verosimilitud de algo, no puede ser para la ciencia sino un elemento provisorio de juicio, en el proceso judicial en cambio tiene gran importancia.

En su referencia etimológica, el término ficción, remite a dos acepciones principales : a) dar forma, formar, modelar y b) simular, fingir (ficción poética). Las dos significaciones se ligan a una tercera : imaginar. Es válido localizar a la ficción en el ámbito de lo irrreal, pero además, la filosofía y el pensamiento clásicos han ubicado a la ficción y a la verdad como antitéticos, entendiendo a ésta última,como adecuación o correspondencia a una realidad en sí. en este sentido, la ficción fue relegada a mera imaginería o mentira literaria.

Foucault, sobre la ficción, dice : " en cuanto al problema de la ficción, es para mí un problema muy importante; me doy cuenta que no he escrito más que ficciones. No quiero, sin embargo, decir que esté fuera de verdad. Me parece que existe la posibilidad de hacer funcionar la ficción en la verdad; de inducir efectos de verdad con un discurso de ficción, y hacer de tal suerte que el discurso de verdad suscite, ‘fabrique’ algo que no existe todavía, es decir, ‘ficcione’.

* Concepto de autor:
La noción de "autor" –como creador individual de una obra artística o literaria– se puede situar histórica y culturalmente en el tránsito de la modernidad a la postmodenidad.
Tal como lo refiere Michel Foucault , el autor que desde el siglo XIX venía jugando el papel de regulador de la ficción, papel característico de la era industrial y burguesa, del individualismo y de la propiedad privada, habida cuenta de las modificaciones históricas posteriores, no tuvo ya ninguna necesidad de que esta función permaneciera constante en su forma y en su complejidad.
El concepto de autor, en los siglos XVIII y XIX, alcanzó el punto culminante de individualidad en la historia de las ideas, del conocimiento, de la literatura, en la historia de la filosofía y en la historia de las ciencias. Así, el autor vino a representar la realización del proyecto de la modernidad producto de la identificación del sujeto con su obra, con su unidad estilística, su coherencia conceptual y su originalidad. Estos elementos son tan auténticos y se han enraizado de tal modo, que aún hoy día tienen una considerable aplicación en la crítica literaria y, sobre todo, en la evaluación científica a cualquier instancia.
Por otra parte, es posible identificar en ellos los ideales de la modernidad, como la universalidad, la armonía, la existencia de ideas únicas, la verdad y la razón.




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